viernes, 28 de mayo de 2010

Sobre ceratópsidos europeos y sepias cámbricas

Se conocen como ceratópsidos, a un grupo de dinosaurios fitófagos cuyo característica principal es la presencia del hueso rostral, un componente dorsal de la estructura craneal del pico de estos animales. El hueso rostral sería lo que en biología se conoce como autopomorfía, es decir, un rasgo único y diferenciador que comparten todos los miembros de un grupo de seres vivos. Dentro de los ceratópsidos se incluyen algunos de los dinosarios más conocidos y famosos por el gran público, como Triceratops, Protoceratops o Psittacosaurus. Aunque las formas más primitivas, o basales, vivieron durante el final del periodo Jurásico, el auge de estos animales acaeció durante el Cretácico, en lo que hoy se conoce como Norteamérica y Asia. No obstante existen restos atribuidos a ceratópsidos como Serendiceratops, cuyo nombre hace referencia a la serendipia que fue su descubrimiento, de Australia o el sudamericano Notoceratops, pero dado lo fragmentario de los restos hallados de ambos géneros su atribución a la familia de dinosaurios cornudos está más que en entredicho. En el continente europeo no nos libramos de esta discusión sobre la paleobiografía ceratopsiana. Por un lado tenemos a Yaverlandia, un supuesto miembro muy primitivo del grupo que, posteriormente, pasó a ser considerado un paquicefalosáurido pero que finalemente ha resultado ser un terópodo. La sistemática paleontológica es así, y los restos cambian rápidamente de pareja de baile. Por otro lado tenemos unos supuestos dientes de ceratópsido relacionado con Leptoceratops, o de ornitópodo según autor, hallados en suelo sueco. Pero hoy la situación ha dado un brusco giro de 180º, y, tras casi 200 años de dinosaurología, se puede afirmar a los cuatro vientos cardinales que tenemos el primer dinosaurio cornudo europeo, bautizado como Ajkaceratops kozmai. Esta nueva especie, proviniente de Hungría, tiene a sus parientes más cercanos, como Bagaceratops y Magnirostris, en Asia Central. Durante buena parte del Cretácico Europa estaba dividida en una plétora de islas cuya fauna se pensaba que estaba compuesta por elementos relícticos y de provinientes de Gondwana. Y dado que los ceratópsidos tienen su origen en Laurasia, el registro de Ajkaceratops añade fauna del norte a la fauna cretácica europea. Es más, si finalmente los dientes suecos anteriormente mencionados resultan ser de ceratopsido leptoceratópsido descubriría que la ocupación del territorio europeo por parte de este tipo de dinosaurios sucedió en dos oleadas distintas.

Comparativa del tamaño de los cráneos entre Ajkaceratops (a) y Bagaceratops (b), y su localización en el mapa de la época. Fuente: Nature.

Ajkaceratops tiene un menor tamaño que sus primos asiáticos, al no haber podido comprobarse el estado de madurez de los restos hallados, no se sabe si es fruto de un enanismo insular o por muerte prematura de los ejemplares.
Por otro lado en el mismo número de Nature donde se publica la descripción del dinosaurio nos brinda la reinterpretación de una de las maravillas de Burgess Shale: Nectocaris pteryx. Hasta la fecha la afiliación de Nectocaris a algún filo conocido era incierta. Gould propuso que podría tratarse de un nuevo tipo de organización corporal fracasada hace ya 500 millones de años, de hecho lo describía como que tenía afinidades artrópodas en su parte anterior y de cordado en su parte posterior. En esos tiempos sólo se disponía de un ejemplar, ahora tras el estudio de 91 Nectocaris fosilizados se ha propuesto que los restos corresponden en realidad al primer cefalópodo (pulpos, sepias y calamares) conocido, atrasando su origen en 30 millones de años. Presenta un cuerpo en forma de cometa aplanada, unos grandes ojos, sobre unos  cortos pedúnculos, una cabeza rematada con un par de tentáculos prensiles, a diferencia de los cefalópodos actuales que poseen desde 8 en los pulpos hasta los 90 en nautilos, unas aletas laterales con función natatoria y el típico sifón utilizado por este tipo de animales para propulsarse en el agua y escapar así de sus depredadores.

Nectocaris pteryx

Este nuevo descubrimiento arroja luz sobre el origen de los cefalópodos, hasta ahora se suponía que su origen se produjo en el momento en que algun tipo de molusco pudo llenar con gas ciertas partes de su concha y poder así flotar y nadar, un sistema que conservan aún los nautiloideos. Nectocaris invalida esta idea, no presenta concha, por tanto el nado activo es anterior a la adquisición del sistema flotativo mediante conchas. Unos cuantos millones de años después, durante el Ordovicio, las formas con conchas dominaron los mares con gigantescas especies como el Orthoceras, los belemnites continuaron su reinado hasta que hace 65 millones de años se extinguieron, hoy en día únicamente seis especies de nautiloideos continuan con el sistema de flotabilidad mediante el llenado de la concha con gas. Los autores del trabajo han sugerido que otros géneros problemáticos como Petalilium o Vetustomermis podrían estar relacionados con Nectocaris, proponiendo su inclusión en el taxón de los nectocáridos.

Bibliografía:
  1. Ösi, A., Butler, R. J. & Weishampel, D. B. 2010. A Late Cretaceous ceratopsian dinosaur from Europe with Asian affinities. Nature 465: 466-468. Resúmen.
  2. Smith, M. R., & Caron, J. 2010. Primitive soft-bodied cephalopods from the Cambrian. Nature 465: 427–428. Resúmen.

sábado, 22 de mayo de 2010

Formas de entender la naturaleza: Galápagos y Canarias

Las tortugas gigantes son un común en gran parte de los archipiélagos tropicales con cierta antigüedad, aunque hoy en día únicamente queden en las islas Galápagos y en el atolón de Aldabra, las hubo no hace tanto en Madagascar, Seychelles, Mascareñas, Rodrigues e, incluso, Canarias y Baleares. Muchas de estas especies, sino todas, cayeron en el pozo de la extinción de forma directa y/o indirecta por mano del hombre.

Jorge el Solitario. Fuente: Wikipedia.

En efecto antes de la colonización humana de las islas Galápagos prácticamente había una subespecie  vivendo en cada una de las islas. Así pues de la especie Geochelone nigra se distinguen hasta15 subespecies*, 11 de las cuáles aún sobreviven. Aunque descubiertas en 1535 no fue hasta el siglo XVIII cuando empezó su ocaso, ya que al poder subsistir durante varios días sin comida ni agua estos enormes quelonios eran una fuente ideal de alimento para las largas travesías transoceánicas. Esto provocó la reducción de las poblaciones, de las que algunas subespecies recibieron el golpe de gracia con el asentamiento humano en el archipiélago durante el siglo XIX con la consiguiente introducción de especies foráneas. Este es el caso de la tortuga gigante de la isla de Pinta (G. n. abingdoni) de la cual únicamente existe famoso y único ejemplar: Jorge el Solitario. Desde su descubrimiento en 1971 por unos cazadores de cabras Jorge ha pasado sus días en el Charles Darwin Resarch Station, participando en un proyecto para la transferencia de sus genes a la siguiente generación mediante el cruce con dos hembras de la subespecie del volcán Wolf (G. n. becki). Proyecto del que se han obtenido más fracasos que logros, por fin en 2008 las hembras pusieron una puesta formada por 16 huevos, todo ellos infértiles. Pero un año después, en el 2009, se encontraron cinco huevos en perfectas condiciones, pero que resultaron ser inviables. No obstante, hay que señalar que es posible que otro macho llamado Tony y residente en el zoológico de Praga sea otro miembro de la subespecie abingdoni dado el gran parecido de sus conchas con la de la isla de Pinta. Para rizar más el rizo, un estudio genético en 2007 con las tortugas del volcán Wolf en la vecina isla Isabela arrojó que esta población comparte la mitad del genoma con la subespecie de Jorge (1). Así pues estariamos ante una población híbrida entre abingdoni y becki, ya que al menos un ejemplar coespecífico de Jorge vive en el seno de ésta. Por si fuera poco este estudio arrojó también existen híbridos en la población con otra subespecie actualmente extinguida, la de la isla Floreana, G. n. galapagoensis.

 Tortuga a su llegada a la isla de Pinta. Fuente: El Mundo.

Desgraciadamente, el caso Jorge el Solitario no ha sido el único registrado. En 1906, en la isla Fernandina se encontró a un macho solitario, único miembro de la subespecie, descrita a partir de este especimen, G. n. phantastica. No obstante, en este ejemplo la desaparición del resto de miembros de la subespecie se (supone) que es debido a una erupción volcánica que acabó con todos excepto con el macho hallado a principios de siglo. Esta hipóstesis explicaría por que no existiera ninguna referencia a la existencia de estas tortugas por parte de ningún ballenero. Los primeros años del siglo XX eran muy distintos a la década de los setenta del mismo, lo que explicaría que el mismo equipo científico que descubrió al macho lo matara (!).

A pesar de la triste historia de las torugas del archipiélago de las Galápagos hay buenas noticias. Hace 7 años se inició un ambicioso proyecto con el fin de restaurar la población de quelonios en la isla de Pinta. El programa incluía como primer paso acabar con la devastadora plaga de cabras (30.000 ejemplares censados en 2003) que asola la isla, y que es el principal factor que condujo a la desaparición de la subespecie original. Una vez eliminado el rumiante, la vegetación original vió recuperados sus efectivos. Así pues esta semana hemos sido testigos de el punto clave del proyecto: la introducción en la isla de 39 tortugas gigantes (2). Ninguna de estos reptiles son miembros puros de la subespecie de Jorge, no obstante pertenecen a la más cercana, y que comparten la mitad de los genes, del volcán Wolf. Es una pena que no queden ejempalres puros, aunque los científicos mno pierden la esperanza y dicen seguir buscando nuevos ejemplares, pero si lo consideramos que son subespecies de la misma unidad genética Geochelone nigra, el proyecto está más que justificado. No tengo mucha información al respecto, pero supongo que se intentará recuperar la mayor cantidad genética de la población de la isla de Pinta a partir de los ejemplares introducidos del volcán Wolf y fijarlos en la nueva población creada para que sean lo más parecido a la población original.

Sea como sea, éste es un proyecto muy interesante cuyos resultados servirán de base a futuros planes que se desarrollen en otros lugares del globo terráqueo en situación parecida, lástima que otros archipiélagos se decidan acabar con su naturaleza a toda costa. Con esto me refiero a Canarias.

Es una auténtica vergüenza como un grupo de hijos de puta, y perdón a las putas por compararlos con sus hijos, han hecho en las islas afortunadas (ahora más bien infortunadas por el atajo de ladrones que los gobiernan). El pasado día 19 fue aprobado su Catálogo de Especies Protegidas, para más inri en  la misma semana en la que se celebra del día de la Biodiversidad. Un auténtico esperpento confundiendo un escarabajo con un mamífero y una planta con un reptil (!!!!!). Tras su aprobación, que ha salido adelante con los votos de CC y PP, nada evita ya la realización del puerto de Granadilla o el campo de golf de Tamanca. Ahora me pregunto: ¿dónde cojones se ha metido la oposición y la Unión Europea? ¿Y el Tribunal Constitucional? Esto es claramente anticonstitucional. Más triste aun es que Canarias no es la única comunidad que se ha autoabanderado como el paladín de la estupidez hecha gobierno. Los iluminados de Castilla y León se sacaron un rodillo legislativo por el que cualquier proyecto (por ejemplo, pista de esquí de San Glorio) presentado por cualquier miembro del Consejo será aprobado como ley, así no hace falta un informe favorable del Consejo Consultivo de Castilla y León ni los ciudadanos podrán recurrir el proyecto, sólo lo podrá hacer el Tribunal Constitucional (3), afortunadamente la otra tropa de ladrones oposición han recurrido la trampa legislativa. Lo más patético y triste de todo es que estos atentados de despacho no han tenido la repercusión ncaional que se merecen.

Para más información sobre la "vergüenza canaria" visitar La Aldea Irreductible.

* O especie, según el autor que consultes. Esto lo veo más lógico ya que cada tipo de tortuga estaría, en condiciones naturales, totalmente aislada las unas de las otras por motivos geográficos. No obstante, aquí he seguido la idea que parece más consensuada en el mundo científico.

Bibliografía:

  1. Russello, M A.; Beheregaray, L B.; .Gibbs, J. P.; Fritts, T.; Havill, N.; Powell, J. R.; Caccone., A. 2007. Lonesome George is not alone among Galápagos tortoises. Current Biology 17 (9): R317–R318, doi: 10.1016/j.cub.2007.03.002. Artículo.
  2. 39 tortugas gigantes regresan a las Islas Galápagos. elmundo.es, 20/05/2010. Consultado el 22/05/2010.
  3. Castilla y León cambia la Ley para blindar sus macroproyectos. publico.es, 13/04/2010. Consultado el 22/05/2010.


lunes, 17 de mayo de 2010

La serendipia en la biología, el caso del kawekaweau

La historia de la ciencia está llena de hallazgos inesperados, y más en ramas científicas como la zoología y la paleontología. Todos estos hallazgos fortuitos se producen por la llamada serendipia, es decir, el descubrimiento de algo de una forma totalmente sorpredente e inesperada.

De cuando en cuando salta a las páginas de la prensa generalista alguno de estos sorprendentes hallazgos. El último sin duda corresponde al del Pliopithecus canmatensis. Este primate del mioceno (hace 11 millones de años aproximadamente) ha sido encontrado durante las obras de ampliación del vertedero de Can Mata (de ahí el nombre específico de la especie), situado a 50 kilómetros al norte de Barcelona (España) (1). Otro caso menos reciente, de noviembre del pasado año, es el de Kinyongia magombeare, la nueva especie de camaleón encontrada en la boca de una serpiente (2).

Existen muchos otros ejemplos similares. En 1981, en las Colinas de Palni del sur de la India, el hijo de 3 años de un herpetólogo se puso a jugar con una serpiente al borde de un camino cerca de una pequeña zona boscosa, mientras el padre intentaba localizar otro ofidio. El chiquillo, motivado por la sana curiosidad infantil, extrajó un poco de cemento de una pared de piedra, cayendo a sus pies. El ejemplar resultó ser una nueva especie para la ciencia, Oligodon nikhili (3).

También es verdad que existen muchas leyendas alrededor de varios descubrimientos, sobretodo paleontológicos. Stephen Jay Gould desmontó en su fantástico libro "La vida maravillosa" (4) una idea bastante famosa referente a como se descubrió el archiconocido yacimiento de Burgess Shale. Siempre se decía que el fortuito encuentro de estos fósiles, que marcarían un antes y un después en la historia de la paleontología, por parte de Charles Doolittle Walcott fue fruto de una angustia situación. Al final de la campaña de excavación, a las puertas ya del crudo invierno, el caballo de la esposa de Walcott resbaló volteando una laja y dejando al descubierto un resto fósil que destapó toda la riqueza que guardaban esos estratos de las Montañas Rocosas canadienses. En realidad, el geólogo decimonómico conocía ya el yacimiento tras una prospección paleontológica como el Monstruo Espageti Volador manda en la última semana de agosto.

Lo que sí es un auténtico filón para cualquier científico que desee describir una nueva especie es, sin lugar a dudas, el sótano de cualquier museo de historia natural de cierto prestigio. Esto es lo que les ocurrió a  Aaron M. Bauer y Anthony P. Russell en 1986 en el museo de Marsella.


Algunas imágenes del kawekaweau (Hoplodactylus delcourti), donde se aprecia su coloración y la longitud alcanzada.

Ambos autores se dispusieron a estudiar un ejemplar naturalizado de gran lagarto, abandonado en las colecciones del museo marsellés, sin ni siquiera conocerse ni su procedencia ni la fecha de su recolección. Sea como fuere que el espécimen hubiera llegado a las vitrinas del museo, el estudio arrojo que Bauer y Russell se habían topado con el holotipo* del mayor gecko conocido, con unos 64 centímetros de longitud superaba en un 58 % al , hasta entonces, mayor gekónido comocido, Rhacodactylus leachanius, de unos 24 centímetros. El lagarto en cuestión fué bautizado como Hoplodactylus delcourti (4), en honor a Alain Delcourt, científico de dicho museo, quien encontró al animal conservado hacia 1979.

Kawekaweau descansando en un tronco, una nueva maravilla de la mano de Hodari Nundu, dibujante oficial del blog.

Una vez ya catalogado el ejemplar es, en este caso, relativamente sencillo saber, o al menos intuir, la procedencia del animal. Tras el estudio taxonómico y su catalogación como perteneciente al género Hoplodactylus caben dos posibilidades: una, que dado que todos los representantes del géneros son neozelandeses H. delcourti procedería de dichas islas, y, la segunda, es que tuviera su origen en Nueva Caledonia, donde se registra la mayor densidad de reptiles en todo el planeta y aún bajo el mandato francés, lo que explicaría la presencia del especimen en el museo gabacho. Obviamente se optó por la primera opción, ya que es, como se dice en el mundillo científico, es la más parsimoniosa. Aún es posible afinar más. El folcklore maorí habla de la existencia en la Isla Norte de un gran lagarto forestal que responde al nombre de kawea o kawekaweau. Durante el siglo XIX corrieron rumores sin confirmar de encuentros, tanto de maoríes como de colonos, con este enigmático ser. En 1873 Mair describió al reptil en cuestión a través del encuentro que tuvo tres años antes un jefe de la tribu de los Urewera con un kawekaweau, según escribió el reptil fue encontrado bajo la corteza de un árbol muerto, medía dos pies de largo (aproximadamente unos 60 centímetros) y era tan grueso como la muñeca de un hombre, de un tono marrón con rayas rojizas. Esta descripción física casa perfectamente con el especimen marsellés y, por otro lado, que se hallara bajo la corteza de un árbol muerto concuerda perfectamente con el modo de vida supuesto para un gecko nocturno, confirmado tanto por el gran tamaño de sus ojos como a que todos los miembros del género Hoplodactylus desarrollan su actividad una vez se ha puesto el astro rey. Por tanto, teniendo en cuenta el material del que disponemos, se puede afirmar con un elevado grado de acierto que por fin se puso ojos y cara a un ente del folcklore maorí. No obstante, han surgido voces discordantes sobre el origen de H. delcourti, ya que el museo francés no dispone de más ejemplares neozelandeses entre sus colecciones, y sí neocaledonianas y de otras partes del Pacífico sur. De todas formas, no se conservan datos sobre ningún espécimen donado al museo entre 1833 y 1869, y las expediciones francesas durante el periodo de colonización del territorio neozelándes fueron numerosas, actuando el puerto marsellás como entrada y salida hacia las regiones orientales, así que éste es un motivo más para afimar el origen neozelandés del H. delcourti.
 


Fotografía propiedad de Ray Pigney. Obtenida de aquí.

En cuanto a su estilo de vida se le ha supuesto una alimentación carnívora a base de insectos, huevos y pollos de aves y otros reptiles, teniendo un importante papel predatorio en el ecosistema isleño.

Se supone que el kawekaweau está extinguido en la actualidad, no obstante existen rumores sobre la posible existencia de unos pocos ejemplares en áreas remotas de la isla Norte neozelandesa. Curiosamente muchos de estos avistamientos se produjeron en una fecha posterior a la descripicón del gekónido, y, desgraciadamente, las expediciones organizadas en su búsqueda han resultado infructuosas. Viendo este precioso ejemplar se hace cierta esa afirmación de alguien dijera alguna vez, sin faltarle un ápice de razón, que cuando una especie se extingue el mundo se vuelve más triste. De todas formas, habrá que estar atentos a ver que maravillas se esconden dentro de las bastas colecciones que los museos aguardan esperando a ser catalogadas.

* Como holotipo se conoce al espécimen usado como tipo durante la primera descripción científica de una especie, a partir del cuál se fijan las características que definen al taxón. En este caso coincide con el único individuo conocido (y conservado) de la especie.

Bibliografía:
  1. Alba, D. M.; Moyà-Solà, M. et al. 2010. A new species of Pliopithecus Gervais, 1849 (Primates: Pliopithecidae) from the Middle Miocene (MN8) of Abocador de Can Mata (els Hostalets de Pierola, Catalonia, Spain). American Journal of physical anthropology. DOI: 10.1002/ajpa.21114. Resúmen.
  2.  Menegon, M.; Tolley, K. A.; et al. 2009. A new species of chameleon (Sauria: Chamaeleonidae: Kinyongia) from the Magombera forest and the Udzungwa Mountains National Park, Tanzania. African Journal of Herpetology, 58 (2): 59-70. Artículo.
  3. Gould, S. J. 1991. La vida maravillosa. Drakontos Bolsillo. 
  4. Bauer, A. M., & Russell, A. P. 1986. Hoplodactylus delcourti n. sp. (Reptilia: Gekkonidae), the largest known gecko. New Zealand Journal of Zoology 13: 141-148. Artículo
  5.  Bauer, A. M., & Russell, A. P. 1987. Hoplodactylus delcourti (Reptilia: Gekkonidae) and the kawekaweau of maori folklore. Journal of Ethnobiology 7 (1): 83-91. Artículo.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Reintroduciones asiáticas

Como lo prometido es deuda, aquí os traigo el notición. Pero antes un poco de historia.

El tigre (Panthera tigris) ocupaba hasta tiempos históricos una inmensa área de distribución que se extendía desde Indonesia, India, Asia Central y el Caspio, incluso durante la Edad Media se le podía encontrar en las llanuras de Ucrania. Este último es un dato interesante, y me hace pensar en los límites que hubiera alcanzado la distribución europea del felino en Europa sin el factor limitante que supone la presencia humana. Volviendo al tema, la gran variedad de ecosistemas por la que se distribuyó el tigre desde su dispersión en el este de China, donde tuvo lugar su origen hará 1,5 millones de años aproximadamente, propició la diferenciación de varias poblaciones hasta alcanzar el (relativo) rango de subespecie. Así, se llegaron a contabilizar hasta 8 subespecies en tiempos históricos. Éstas son:
  1. Tigre del Amur (P. t. altaica), en la actualidad solo se encuentra restringida a la región del río Amur, con unos 7.000 ejemplares aproximadamente.
  2. Tigre del sur de China (P. t. amoyensis), considerada la más primitiva de todas las subespecies actuales, es decir, la más próxima al antepasado común de todas. Actualmente se encuentra extinguido en libertad, quedando únicamente 68 ejemplares en cautividad.
  3. Tigre de Indochina (P. t. corbetti), con una población entre 700 y 1.300 ejemplares sobrevive en poblaciones dispersas e inconexas en Indochina.
  4. Tigre de Bengala (P. t. tigris), la más numerosa sobrevive en el subcontinente indio y en las estribaciones meridionales del Tíbet.
  5. Tigre malayo (P. t. jacksoni), la última en ser nombrada, se considera que sobreviven unos 500 ejemplares en la península malaya.
  6. Tigre de Sumatra (P. t. sumatrae), posiblemente sea una especie independiente, lo que es lógico si se aplicara la definición de especie, ya que es imposible que las poblaciones de tigre de Sumatra se mezclen con las de cualquier otro en condiciones naturales. En esta ocasión no se debe a barreras genéticas sino geográficas.
  7. Tigre de Java (P. t. sondaica). Extinta, aunque hay avistamientos sin confirmar en la remota área de Meru-Betiri, donde vivieron los últimos tigres de la isla. Hace 1,2 millones de años existió en la misma isla otra subespecie de tigre distinta a ésta, la llamada P. t. trinilensis, que correspondería a una colonización anterior de Java, que nada tendría que ver con tigre de Java histórico.
  8. Tigre de Bali (P. t. balica), la más pequeña de todas las subespecies, oficialmente se extinguió en 1937.
  9. Tigre del Caspio (P. t. virgata), la única sobre territorio europeo, actualmente extinta. ¿O no? Y si os dijera que en realidad no se ha extinguido, pero para encontrarla hay que irse lejos de su área de distribución, concretamente a la región del río Amur.


Un reciente análisis genético (1) ha demostrado que las diferencias que pudieran apreciarse entre el tigre del Amur y el del Caspio se produjeron en tiempos históricos, de hecho parece ser que ambas poblaciones estuvieron en contacto por las cordilleras situadas al norte del Himalaya. Fruto de la presión humana ambas poblaciones fueron muy mermadas, reduciendo sus efectivos y favoreciendo la consaguiniedad, lo que ocasiona la fijación de caracteres. Así pues, las características en base a las cuales se estableció la subespecie caucásica ya no tienen valor, abriéndose además una interesante y esperanzadora posibilidad, que afortunadamente parece ser que se ha puesto en marcha. Leo en el foro de linceiberico.org un interesante intercambio de cromos entre los gobiernos rusos e iraníes (2). Los segundos  reciben una pareja de tigres a cambio de una pareja de leopardos persas (Panthera pardus saxicolor). Los dos tigres serán reintroducidos con objeto de asentar una población al norte de la provincia de Mazandarán cerca de la ciudad de Miankaleh. La reserva de destino de los tigres fue la última en la que se vieron a estos felinos hará ya 40 años, y parece encontrarse en una muy buena salud medioambiental, no en vano sustenta una importante población de diversas especies, especialmente de lobos (Canis lupus) y osos pardos sirio (Ursus arctos syriacus). Este caso es de los pocos ejemplos existentes de reintroducción de superdepredadores. Por su parte los leopardos serán soltados en el Cáucaso europeo, junto con otros dos ejemplares procedentes de Turkemistán, que actualmente están en fase de aclimatación. Pero la cosa no acaba aquí el gobierno persa ha entrado en negociaciones con varios países africanos para la donación de varios leones (P. leo) a dicho estado. Lo cierto es que sería más correcto que esto se hiciera con individuos de la subespecie asiática, pero éstos únicamente se encuentran en la india, y todos sabemos las relaciones entre ambos estados. Este es el motivo por el cuál el estado hindú anunció hace unos meses su intención de reintroducir ejemplares de guepardo (Acinonyx jubatus) dentro de sus fronteras, pero con ejemplares africanos ya que los últimos asiáticos se encuentran en suelo iraní. Sería interesante que estos países establecieran negociaciones diplomáticas para el intercambio de animales, y no únicamente para amenazarse con bombas atómicas, para crear poblaciones mixtas entre las subespecies africanas y asiáticas de ambas especies. Veremos como acaban ambas iniciativas, yo soy bastante optimista, al menos en el caso del país islámico.


Sea como sea, lo cierto es que estos países tan denostados y menospreciados por la prensa occidental nos están dando lecciones de actuaciones en materia de gestión de fauna amenazada. Por un lado tenemos a  la Iranian Cheetah Society, una sociedad que parece muy activa y eficaz, y por otro a Vladimir Putin que, aparte de disfrutar acabando con chechenos, parece haber emprendido una cruzada por la conservación de los felinos en territorio ruso. Lo dicho, un interesante espejo en el que mirarse muchos de los países europeos, por que, ¿cuándo se le ocurrirá a la administración reintroducir el lobo en Cabañeros, por ejemplo, o reforzar la, cada vez más escasa y endogámica, población lobuna de Sierra Morena? ¿O intentar reforzar la población de oso pardo de los Pirineos con ejemplares cantábricos, y viceversa? 


Para saber más sobre el programa ruso de reforzamiento poblacional del leopardo caucásico, aquí.

Bibliografía:
  1. Dricoll, C. A. et al. 2010. Mitochondrial Phylogeography Illuminates the Origin of the Extinct Caspian Tiger and Its Relationship to the Amur Tiger. PLoS One. Artículo.
  2. Tigers return to Iran.  www.presstv.ir. Última visita: 5/V/2010.