jueves, 8 de julio de 2010

Ojo con la nueva aventura ;)

Una de las grandes cosas de esto del "intenné" es la posibilidad de conocer a gente con la misma afición que la tuya, y el poder empezar a hacer cosas juntos. Vamos a ver, no penséis mal, me refiero a la posibilidad de iniciar nuevos retos en esto del mundo bloguero. 

Con el ánimo de ser un pequeño sitio de divulgación de las ciencias naturales nació esta nueva y emocionante aventura: El Ojo de Darwin.


El proyecto, nacido de la hiperactiva mente de Hexo, autor de La Biozoona, aglutina en sus filas a Jurliki, irónico autor de Farlopitecus Güorl, S. Belizón, el otro gran impulsor del proyecto y autor de etpoursimuove, Mario, ilustre autor de Viaje de un Naturalista, y a un servidor, autor de esta humilde taberna. Si bien por este motivo, he abandonado un poco a "La taberna del Drunkerosteus", es únicamente momentáneo, prometo compaginar perfectamente ambos "granos de polvo" en la inmensidad del cosmos virtual.

La elección del nombre proviene de la controvertida relación que siempre han tenido en común la teoría evolutiva por selección natural (cuyas bases fueron propuestas por Charles Darwin) y la propia evolución del ojo. Es memorable el raciocinio que este señor hizo sobre este tema en su libro El Origen de las Especies:

"Parece absurdo de todo punto - lo confieso espontáneamente- suponer que el ojo, con todas sus inimitables disposiciones para acomodar el foco a diferentes distancias, para admitir cantidad variable de luz y para la corrección de las aberraciones esférica y cromática, pudo haberse formado por selección natural. Cuando se dijo por primera vez que el Sol estaba quieto y la Tierra giraba a su alrededor, el sentido común de la humanidad declaró falsa esta doctrina; pero el antiguo adagio de vox populi, vox Dei, como sabe todo filósofo, no puede admitirse en la ciencia. La razón me dice que sí se puede demostrar que existen muchas gradaciones, desde un ojo sencillo e imperfecto a un ojo completo y perfecto, siendo cada grado útil al animal que lo posea, como ocurre ciertamente; si además el ojo alguna vez varía y las variaciones son hereditarias, como ocurre también ciertamente, y si estas variaciones son útiles a un animal en condiciones variables de la vida, entonces la dificultad de creer que un ojo perfecto y complejo pudo formarse por selección natural, aún cuando insuperable para nuestra imaginación, no tendría que considerarse como destructora de nuestra teoría."

Bueno, sin más me despido, ¡deseadme suerte en este nueva aventura!

Y esta es la introducción de mi primera entrada, más abajo dejo el enlace para verla entera en El Ojo de Darwin:

LOS QUE PROTEGEN A LOS VIGILANTES
Los desiertos norteamericanos son el hogar de un peculiar lagarto. Con un cuerpo corto y rechoncho, patas cortas y una cabeza similar a la de un sapo, hacen que, junto con el gran número de espinas que alberga su cuerpo, reciba el nombre de sapo cornudo. Bueno, en realidad son varias especies, unas 14 aproximadamente, pertenecientes todas ellas al género Phrysonoma. Pero ni esto, ni su increíble habilidad de camuflaje, capaz de adaptarse a las diferencias entre la luz y la sombra, hacen único a este lagarto. Cuando el sapo cornudo se siente amenazado o se enfrenta a una situación muy estresante, constriñe la venas yugulares del cuello, aumentando la presión de su cabeza. Debido a esto sus ojos se le enrojecen y, si esta intimidación no fuera suficiente, rompe una venita especial de su párpado expulsando un chorro de sangre. Esto desconcierta al atacante el tiempo justo que necesita el lagarto para poner pies en polvorosa.


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