jueves, 16 de julio de 2009

Los cornudos arietes mesozoicos

Existen una serie de mitos alrededor de los dinosaurios que han calado muy hondo en el imaginerío popular. Estos mitos, muchos de los cuáles fueron en su día teorías respaldadas por científicos, van desde el comportamiento acuático de los saurópodos hasta el comportamiento belicoso de unos dinosaurios conocidos como ceratópsidos. En efecto la gente profana en estas temas tiene una concepción errónea del comportamiento de estos antediluvianos seres. Piensan que no serían más que arietes vivientes dispuestos a descuajaringuar al primer terópodo que se les pusiera por delante. Sin duda esta idea ha sido alimentada por el paleoarte ya que existen miles y miles de imágenes de la lucha entre los archiconocidos Tyrannosaurus y Triceratops, como ejemplo tenemos este espectacular diorama:

Según este mito los cuernos y la proyección parietal de los ceratópsidos tendrían una función defensiva, usados de forma similar a una espada y un escudo. Nada más lejos de la realidad y, como todo en esta vida debe tener una explicación, utilizaré sólo dos argumentos.

El primero de todos tiene que ver con la anatomía de esa bizarra estructura de la parte posterior del cráneo tan típica en estos dinosaurios cornudos. En realidad esta especie de collarín era bastante frágil y estaba muy irrigada, por lo que cuesta creer que se usara con fines defensivos. Para muestra de ello es que salvo dos géneros, Triceratops y Avaceratops, el resto de ceratópsidos presentaban dos grandes ventanas en estos collarines con el fin de aligerar el peso de la cabeza. Pues entonces, ¿cuál es la función de esta estructura? Para responder esta cuestión primero debemos conocer la naturaleza de este rasgo. No es más que la proyección del hueso posterior del cráneo, concretamente el parietal. Parece ser que la principal función de esta proyección parietal sería la de servir de inserción a los grandes músculos mandibulares, asímismo es también muy probable que, juntos con los cuernos, tuviera un uso relacionado con la atracción sexual. No es muy difícil imaginarse a un ceratópsido macho pavoneándose delante de las hembras con un colorido collarín. Los cuernos entrarían en juego ante rivales de fuerza pareja de una forma similar a los actuales cérvidos, de hecho existen estudios que confirman este uso ritual de los cuernos (1).

Si nos sentamos a observar la naturaleza nos daremos cuenta de un principio que cumplen todos los seres vivos: no derrochar energía. Esto se comprueba de una forma muy sencilla, basta con sentarse en el sofá y ver cualquier documental sobre la sabana africana de los muchos que emiten en la tele. En estas producciones se ve a guepardos (Acinonyx jubatus) cazando cachorros de gacelas de Thompson (Gazella thompsoni) o a hienas manchadas (Crocuta crocuta) abatiendo a exhaustos machos de topis (Damaliscus lunatus) tras el periodo de celo, todos los depredadores rara vez acechan a ejemplares en plenas condiciones físicas, aunque lo hagan en grupo. Ahora este pensamiento únicamente hay que extrapolarlo a la Era Mesozoica y,para el caso de los ceratópsidos, al Cretácico de Norteamérica o Asia. Imaginemos un pequeño grupo de terópodos cualesquiera, por ejemplo Daspletosaurus, que se acerca a una manada de ceratópsidos, por ejemplo Styracosaurus. Los terópodos, en contra de lo que la gente cree, no se abalanzarían como locos hacia la manada pegando bocados a diestro y siniestro, ni los ceratópsidos saldrían disparados hacia él para empalarlos con sus cuernos nasales. En vez de todo esto los atacantes observarían la manada hasta fijarse un objetivo, algún ejemplar que no esté en sus plenas cualidades físicas. Posteriormente atacarían, haciendo cundir el pánico entre las presas que pondrían pies en polvorosa. En ningún momento osarían enfrentarse a los depredadores, salvo que se vieran acorralados y sin ninguna posibilidad de sobrevivir.


Alguno podrá decirme que no se puede comparar los ecosistemas mesozoicos con los actuales pues son muy diferentes. De acuerdo, eso es totalmente cierto, pero también es cierto que no hay nada que nos obligue a pensar en que las relaciones predador-presa eran distintas a las de hoy en día. Es por ello que es absurdo pensar en un comportamiento belicoso y de derroche de energía por parte de los dinosaurios.

Cambiando totalmente de tema anunciaros que este blog también se ha inscrito en los Premios 20 blogs. Me he inscrito en la sección de "Naturaleza y animales", y gracias a la arbitraria ordenación alfabética "sólo" voy en el puesto 65, brindo por no haber bautizado a este modesto blog por un nombre empezado por z.

Por ahora no tengo ningún voto, pero espero que la cosa cambie :)


Bibliografía:
  1. Farke, Andrew, A. 2004. Horn Use in Triceratops (Dinosauria:Ceratopsidae): Testing Behavioral Hypotheses Using Scale Models. Palaeontologia Electronica 7 (1): 10 p. Artículo.