viernes, 26 de febrero de 2010

Sobre los gigantescos filtradores mesozoicos

Los restos hallados de animales filtradores mesozoicos se pueden contar con los dedos de una mano. Por ejemplo, uno de los más singulares es, sin duda, Pterodaustro guinazui (derecha) un pterosaurio del Cretácico Superior argentino que desarrollo una técnica bastante similar a la de los ballenas actuales. La filtración la realizaba mediante finísimos dientes estrechamente unidos alojados en su mandíbula inferior que actuaban como un cedazo con la que atrapaban a pequeños organismos. Si nos referimos a animales acuáticos filtradores los ejemplos son aún más escasos. Este eslabón de la cadena trófica marina se encuentra representado en la actualidad por las ballenas barbadas (misticetos) y ciertas especies de tiburones y rayas*, y basan su alimentación en pequeños seres que viven en suspensión en el agua, conocido su conjunto como plancton.

Los únicos animales marinos mesozoicos conocidos con este tipo de alimentación  son un extraño y poco conocido grupo de peces óseos conocidos como paquicormiformes. Tal vez el género más famoso de este grupo sea Leedsichtys. Se hizo popular a raíz de su aparición en el especial "Caminando entre dinosaurios: Monstruos del Océano". En vídeo anexo se ve la escena del Leedsichtys a partir del minuto siete.


Hasta ahora se pensaba que este grupo de peces únicamente había vivido durante un breve periodo de tiempo en el Jurásico, pero un reciente artículo (1) ha demostrado que esto no es verdad. La reinterpretación de los restos del, hasta ahora considerado como un pez espada, Bonnerichtys ha ampliado considerablemente el periodo de tiempo en el que los paquicórmiformes permanecieron sobre la faz de la Tierra a algo más de 100 millones de años, concretamente desde los inicios del Jurásico Medio hasta el final del Cretácico. Lo que quiere decir que estos gigantescos peces, entre los que es posible que existiera el pez más grande de todos los tiempos, se extinguieron en el mismo periodo que la mayor parte de la fauna cretácica (pterosuarios, dinosaurios no avianos, sauropterigios,...).

 
Representación de Bonnerichtys por parte de Hodari Nundu, dibujante oficial del blog.

Por otra parte los medios de comunicación generalista se han encabezonado en decir que la técnica alimenticia de los paquicormiformes y ballenas es la misma. ¡Rayos y centellas! ¡¿Pero que clase de desfachatez es esta?! La técnica de las ballenas actuales se basa en el uso de unos estructuras bucales de origen quitinoso conocidas como barbas o ballenas, que actúan de forma parecida a cómo se ha explicado anteriormente en el caso del Pterodaustro. Cualquier ballenas barbada (o misticeto, sobre las cuáles hable hace poco) toma grandes bocanadas de agua, a continucación cierra su boca y con su lengua expulsa el agua, saliendo ésta a través de las pequeñísimas separaciones de cada ballena. El resultado: los diminuto plancton queda atrapado entre las barbas, y lo único que le falta ya al cetáceo es arrastrárlos con la lengua hacia el esófago. Por contra los paquicormiformes utilizarían un sistema calcado, o como mínimo muy similar, al usado por los condrictios (tiburones y rayas) actuales. Su método es aún más sencillo. Simplemente nadan con la boca abierta engullendo grandes cantidades de agua, al cerrar la boca expulsa el agua a través de sus arcos branquiales atrapando en ellas a los diminutos seres de los que se alimentan. Por último, engulle todo lo que quede atrapado en ellas. Ahora bien, los paquicormiformes eran peces y, por tanto, disponían de agallas, así que lo más lógico es pensar que utilizaran este último método. Aún estoy intentando entender por que dicen que las ballenas comparten el mismo sistema de alimentación.

*Actualmente existen unas trece especies de condrictios filtradores de gran tamaño: tres especies de tiburones (tiburón ballena -Rhincodon typus-, el tiburón peregrino -Cetorhinus maximus- y el tiburón boquiancho -Megachama pelagios-) además de la mantarraya (Manta birostris) y unas nueve especies de rayas del género Mobula. De cetáceos misticetos tenemos unas catorce.

Bibliografía:
  1. Friedman, M.; Shimada, K.; Martin, L. D.; Everhart, M. J.; Liston, J.; Maltese, A. & Triebold, M. 2010. 100-Million-Year Dynasty of Giant Planktivorous Bony Fishes in the Mesozoic Seas. Science 327 (5968): 990-993. DOI: 10.1126/science.1184743. Resúmen.

jueves, 18 de febrero de 2010

Centrolínidos, cómo vivir con el vientre transparente


Detalle de los ojos de Centrolene ilex. El autor de la imagen es Brad Wilson.


 Al ver estos ojos me ha venido a la mente la imagen del hipnosapo.


Por cierto, la aparencia de éste último a Beelzebufo es espasmosa, ¿será el resultado de la clonación de este anuro cretácico en el año 3000?

Volviendo al tema de esta entrada, el dueño de esos ojos es Centrolene ilex. Esta especie pertenece a una familia de anuros un tanto peculiar, los centrolínidos. Dentro de él se hallan algunas de las más bellas ranas del dosel arbóreo de las selvas húmedas tropicales. Su principal característica reside en la escasa pigmentación de su región ventral, haciéndola transparente, lo que permite ver los órganos internos de estas ranas, así como sus huesos, de unas tonalidades blancuzcas o verdosas. De ahí el nombre común del grupo: las ranas de viente de cristal. La parte dorsal del cuerpo, cabeza y extremidades son de color verde en todas las especies salvo unas pocas escepciones, caso de Cochranella igonta, que son marrones o de color café. Parece ser que estos anuros presentan un cierto mimetismo con su entorno, ya que el único tipo de pigmento presentre en las células de la piel refleja la radiación infrarroja. Es decir, la misma longitud de onda que reflejan las hojas de los vegetales y que no es visible paa el ojo humano. Esto no explica el porqué estas ranas tienen la región ventral sin pigmentación es un misterio, ya que es una región corporal que continuamente está oculta a los ojos de los depredadores. Bueno, no se si referirme a ello como misterio, más bien debería decir que no he encontrado la respuesta en la red de redes. Así pues lo único que me queda es intentar imaginarme cómo se originó este rasgo tan bizarro. Lo primero que uno podría pensar es en un motivo ligado a la atracción sexual, no obstante se presenta tanto en machos como en hembras. Por tanto esta idea queda descartada. A mí únicamente se me ocurren tres posibilidades, que a continuación os expongo:
  • La transparencia ventral puede que sea nada más que un rasgo que ni favorece ni compromete la supervivencia del individuo, y que por el paso de generaciones se fijó como una característica típica de estos anuros.
  • Otro motivo que se me ocurre es que esta peculiaridad tenga simplemente un motivo de diferenciación entre especies, recordemos que la diversidad (como en casi todos los grupos) de anuros arbóreos en las regiones tropicales es muy alta. Esta explicación personalmente a mí no me convence, y de hecho la descartaría. La diferenciación entre las especies de anuros está ligada más al canto nupcial que al aspecto de los individuos.
  • Según Hammerwar (autor de Mammal-chicho) este rasgo estaría relacionado más con un ahorro energético. Vamos que su argumento seguiría este razonamiento: Si esa parte del cuerpo no la va a ver nadie, ¿para que pigmentarla? Además, con esa energía que no gasto la podría gastar en otras cosas como por ejemplo en asuntos relacionados con la reproducción. Lo cierto es que esto valdría para ecosistemas con una producción energética baja, cosa que no ocurre en los ambientes por los que discurren estas ranas, típicos habitantes del dosel arbóreo tropical.
Otro misterio que rodea a estas extravagantes ranas es cuando y en que condiciones se originó el grupo. No existe un registro fósil de los centrolínidos, algo obvio conociendo su forma de vida, las posibilidades de fosilización de un animal arborícola son escasas y si además le sumamos que vive en un ambiente tropical las posibilidades se reducen aún más. Aún así sabemos por estudios filogenéticos que están muy relacionados con los leptodactílidos. Se supone que el origen de este grupo de anuros se situa en los Andes.

Detalle del vientre de Centrolene ilex (izquierda). Esas esferas presentes en el lado derecho del cuerpo son huevas.

Únicamente se hallan en las regiones tropicales americanas desde el sur de México hasta el noreste de Argentina. Son de un tamaño bastante modesto, la especie más pequeña ronda los 3 milímetros y la de mayor tamaño, Centrolene gekoideum, los 7,5 milímetros de longitud.

Originalmente el grupo únicamente abarcaba dos géneros: Centrolene e Hyalinobatrachium, ambos géneros se diferenciaban fácilmente por características anatómicas que podían deducirse por simple observación directa. Pero como siempre ocurre cuando se investiga más a un grupo, su clasificación se torna más y más complicada. Pronto empezaron a aparecer nuevos géneros, durante un tiempo válidos, luego desechados y nuevamente válidos. Muchos de estos nuevos géneros han sido establecidos el pasado año, y es de esperar que en el futuro los trópicos sudamericanos sigan deparándonos nuevos taxones. Así y con todo, en la actualidad se considera que los centrolínidos abarcan 11 géneros divididos en 3 sub-familias: centrolínidos,  que incluye a los géneros: Centrolene, Chimerella, Cochranella, Espadarana, Nymphragus, Rulyrana, Sachatamia, Teratohyla y Vitreorana; hialinobatrácidos, con Celsiella e Hyalinobatrachium; y los siempre taxonómicamaente controvertidos alofrínidos, con un único género Allophryne. Por si esto fuera poco la rana con el sugerente nombre de Ikakogi tayrona no se sabe que hacer con ella. A día de hoy se cataloga como Incertae sedis, es decir no se sabe dónde colocar dentro de la taxonomía de los centrolínidos. Como veis es un grupo con unos integrantes tan enigmáticos como espectaculares.


Hyalinobatrachium fleischmanni. Foto tomada de aquí.

En lo referente a su comportamiento poco se sabe. Los machos de Centrolene emiten su llamada de atracción a las hembras desde las hojas que cuelgan sobre los arroyos. Tras el apareamiento, y una vez realizada la puesta en las hojas donde se ha realizado la llamada, la pareja permanece cerca de los huevos. Estas masas de huevos están bien protegidas de los depredadores, pero no de todos, ciertas moscas depositan sus huevos en ellos. Así las larvas de estas moscas devoran los huevos de las ranas. Los renacuajos que sobreviven caen al arroyo. No sólo los ejemplares adultos de estas ranas tienen un aspecto bastante bizarro, sino que los propios renacuajos difieren un tanto del resto de especies. Éstos son alargados con colas musculares y aletas muy bajas, perfecto para la natación en aguas estancadas. Las especies más grandes de Centrolene, antiguamente incluídas dentro del género Centrolenella (hoy en día conseiderado sinónimo del primero), crían a sus larvas en las cascadas de las rocas, depositándo sus huevos en la superficie de ellas.

Desgraciadamente, muchas de estas ranas corren un serio riesgo de extinción por pérdida de su hábitat. Sin duda, representarían una gran pérdida, no sólo para el ecosistema sino también harían de las selvas tropicales un poco menos coloridas.

 
Allophryne ruthveni. Foto propiedad de Jean-Pierre Vacher, obtenida de esta web.


Vitreorana oyampiensis. Foto propiedad de Jean-Pierre Vacher, obtenida de esta web.

Por último, os dejo un vídeo de una de estas ranas de vientre de cristal en el que se aprecia el logradísimo mimetismo que consiguen estas ranas con el entorno. 

viernes, 12 de febrero de 2010

Oreophryne ezra: Cuanto más viejo, más color melocotón

Se conoce como ontogenia al proceso que engloba todos los cambios que experimenta un organismo a lo largo de su ciclo vital, desde la fecundación hasta el fallecimiento del individuo.

Se conocen varios ejemplos de ontogenias bizarras en el mundo animal. Tal vez las más radicales sean las experimentadas por ciertos órdenes de insectos, como los lepidópteros, dípteros y odonatos; no sólo por aspecto sino también por presentar un modo de vida y/o una alimentación totalmente divergente de otras etapas de la vida.

 
Foto superior: ejemplar hembra de Sympetrum fonscolombii. Foto inferior: larva de odonato. La primera foto es de propiedad mía de mi galería de Flickr. La segunda instantánea obtenida de la Wikipedia.

Otro caso famoso es el de los lenguados, al nacer presenta la típica simetría bilateral como la mayoría de especies animales, no obstante durante su desarrollo los ojos rotan hacia el lado derecho de la cabeza. Estos peces viven sobre el lecho acuático, ya sea marino o dulceacuícola, recostados sobre el lado izquierdo. Esto juntos con sus crípticos colores es una eficaz arma defensiva.

A estos ejemplos mencionados, hay que añadir otro más, en este caso en el grupo de los anfibios anuros (ranas y sapos). Se acaba de describir una nueva especie de rana del género Oreophryne, endémico de las islas más orientales del archipiélago indonesio. La arborícola O. ezra, de la isla de Sudent dentro del archipiélago de las Luisiadas (Papúa Nueva Guinea), presenta unos radicales cambios de color durante su ontogenia. En efecto, en la fase juvenil la rana es de color negro con brillantes motas de color amarillo, a medida que avanza en su desarrollo su coloración pierde intensidad volviéndose de una tonalidad similar rosácea. Pero lo más fascinante es el cambio de color que experimentan los ojos, de un color negruzco en los juveniles a un tono azulado en los ejemplares adultos. Este extraño cambio en la coloración se desmarca totalmente con el registrado hasta ahora en el resto de ranas, donde es de naturaleza mucho más modesta. Los autores del estudio (1) señalan que cambios en la coloración con el desarrollo del individuo han sido observados en al menos 39 especies, limitándose en todas ellas a un oscurecimiento a medida que se incrementa la edad del animal o las transiciones entre coloraciones verdosas y marrones. Hasta ahora los cambios de coloración más espectaculares en anuros correspondían al género africano Hyperolius consistente en la aparición de manchas o rayas en los ejemplares adultos.

La explicación de por que estas ranas experimentan estos cambios tendrá que esperar a estudios más exhaustivos. Se ha propuesto que la coloración negruzca con manchas amarillas de los juveniles tendría una función aposemática, es decir la advertencia a los posibles depredadores de su peligrosidad mediante colores llamativos. Esto también podría extenderse a los adultos, lo cuáles por alguna extraña razón pierden esta coloración, pero por contra adoptan unos más que llamativos ojos de un azul intenso.

Además de la diferente coloración según la edad podrían presentar una cierta diferenciación ecológica (2). Todos los individuos adultos fueron hallados durante la noche encaramados en el haz de las hojas por encima de los 2 metros sobre el nivel del suelo, mientras que los juveniles se localizaron durante la media o a última hora de la tarde entre los 1 y los 2 metros de altura. No obstante, toda esta idea que me he montado podría ser errónea, ya que se encontró a un ejemplar adulto en horas diurnas descansando bajo una hoja seca en el suelo de la selva.

O. ezra parece estar restringida a una pequeña área de bosque nuboso en el pico más alto de la isla de Sudent. No obstante parece ser abundante, el siguiente paso debería ser categorizar a la especie dentro de los diferentes estatus establecidos por la UICN y conocer así el grado de amenaza de la especie.

Bibliografía: 
  1. Kraus, F. & Allison, A. 2009. A remarkable Ontogenetic Change in Color Pattern in a New Species of Oreophryne (Anura: Microhylidae) from Papua Neew Guinea. Copeia 2009 (4): 690-697. Resúmen
  2. Remarkable new "Colour changing" frog discovered on New Guinea island.
    http://www.wildlifeextra.com/. Última consulta: 12/II/2010.

lunes, 8 de febrero de 2010

¡¿Pero... esto qué es?! 2ª parte (en el Museo de Historia Natural de Londres)

Hace tan sólo un mes que finalizó el año 2009, el Año Darwin. Para mí, y supongo que para muchos de los que lean con cierta asiduidad este sitio, tiene un encanto especial el poder visitar el Natural History Museum de Londres, y más cuando ese día que lo visitas es el último de ese año con tanta simbología para los amantes de las ciencias naturales.

El museo en si mismo goza de una belleza que roza lo insultante. El propio diseño del edificio recuerda a una inmensa catedral victoriana, de hay su sobrenombre de la catedral de las ciencias naturales. Pero a mí lo que me importaba era la enorme cantidad y la espectacularidad de los especímenes que expone. La wikipedia habla de 70 millones de especímenes y objetos en exposición en sus vitrinas. Y no os voy a negar que al entrar en la sección de los reptiles marinos del Mesozoico tuve una sensación cuasi-orgásmica. Supongo que me comprendereis es un largo pasillo de 50 metros de largo (por lo menos) con una enorme cantidad de especímenes de sauropterígios e ictiopterígios colgados en las paredes, la mayoría recolectados, sino todos, por Mary Anning. Y paras más inri rematado al final del pasillo con un ejemplar de Megatherium y justo al lado la entrada restringida al departamento de paleontología (a la que obviamente el acceso está restringido).


He aquí la famosa sección de reptiles marinos.


 Nada más entran nos da la bienvenida un Diplodocus, siendo flanqueado por toda una cohorte compuesta de un moa, un milodóntido (cuyo nombre no recuerdo), un Ophtalmosaurus, un Metoposaurus o un Glyptodon, entre otros. Y allí, justo detrás del saurópodo, en unas escaleras se sitúa la estatura de mármol que representa al mismísimo Darwin, que por cierto se ha colocado en este sitio por el Año Darwin, sustituyendo a la anterior estatura de Sir Richard Owen.


A la derecha, la foto superior corresponde a un Metoposaurus, y la inferior corresponde a los restos de un milodóntido.

En las diferentes secciones el Museo guarda auténticas reliquias. Por ejemplo, entre las vitrinas de la sección de mamíferos, entre la tétrica visión de multitud de especímenes disecados hay una pequeña joya. Y digo pequeña, por que me sorprendió lo canija que llegaba a ser, no me llega a la rodilla. Un triste recuerdo de una triste historia. Me refiero a uno de los 714 especímenes disecado de tilacino (Thylacinus cynocephalus) que quedan sobre el globo terráqueo. Pero no es la única maravilla recientemente extinta que expone el museo para que el público general las comtenple. En la sección de aves hay un par de dodos (Raphus cucullatus), a los que se les nota que el tiempo les ha pasado factura, ya han perdido su color original. Y no sólo eso, a su lado hay, otros ejemplos de desafortunadas aves que sucumbieron al encuentro con nuestra especie. Me refiero por un lado a las nortemaericanas palomas migratoria (Ectopictes migratorius)* y al periquito de Carolina (Canuropsis carolinensis), y por otro lado a la neozelandesa huia (Heteralocha acutirostris). Allí están, algunas, como es el caso del dodo, ya descansando en esas vitrinas desde hace más de 300 años. Ahora son mucho más que un simple objeto al que apreciar melancólicamente, son, en realidad, restos que nos deben recordar esas maravillas que desaparecieron de la faz de nuestro planeta que hacen que nuestra vida sea un poco más triste y sosa.

 
La foto superior corresponde a tilacino (Thylacinus cynocephalus). En la inferior se ve la pareja de dodos (Raphus cucullatus) disecados en el Museo de Historia Natural de Londres, asimismo en la esquina superior izquierda de la misma foto se puede apreciar a un par de palomas migradoras (Ectopictes migratorius), mientras que en la esquina derecha el ave de color negro es un ejemplar hembra de huia (Heteralocha acutirostris), y debajo de éste un periquito de Carolina (Canuropsis carolinensis).


* Ave protagonista de, tal vez, el caso más triste, singular y llamativo de extinción por causas antrópicas de una especie. No en vano se dice que recorría Estados Unidos en bandadas que alcanzaban un kilómetro de largo y varios de ancho, llegándose a decir que en su momento era la especie de ave más numerosa de América del Norte y, posiblemente, del mundo. Su principal baza de supervivencia, su gran número, no le sirvió de nada a la pobre paloma. La vorágine comercial y las necesidades alimenticias de las clases más pudientes acabaron con ella en sólo 50 años (!).


Las demás salas del museo son asímismo espectaculares. La sección de reptiles cuenta con dragón de Komodo (Varanus komodoensis) disecado que medirá unos imponentes 1,5 metros más o menos. La de dinosaurios también es bastante llamativa, con reconstrucciones muy reales e interesantísimos ejemplares de Iguanodon o Tuojiangosaurus.

Una cosa que acabo de descubrir es el programa Nature Live, un programa para acercar el conocimiento científico al gran público mediante la charla directa con expertos en los diferentes campos de las ciencias naturales. En la página del museo se pueden ver de forma directa o descargartelas en tu disco duro. Ahora os hago una pregunta: Si esta iniciativa se implantara en un museo español, ¿cuanta gente creeis que iría?

En definitiva, un lugar que aconsejo encarecidamente su visita, además la entrada es gratuita. Pero hay un problema uno se pone a hacer tantas fotos que acaba olvidando a que corresponden esas fotos, ¿alguien puede identificar las siguientes fotos?